El día lunes 21 de abril
se publicó en http://fabianpuelma.wordpress.com/
lo que pretende iniciar una polémica con la izquierda del “poder popular”
titulada ¿Acumular fuerzas por fuera de la lucha de clases?
A pesar de no pertenecer a
ninguna de las organizaciones allí mencionadas, las que son descritas con
presencia en el área estudiantil, decidimos articular estas breves palabras
debido a que nos sentimos parte del campo popular que enarbola las banderas del
poder popular, cuestión central en la discusión, a pesar de que en el
comentario sólo se toque de pasada puesto que lo principal a nuestro entender
es criticar cierta línea dentro del movimiento estudiantil.
Respecto al comentario
mismo, en primer lugar, sin duda que este intento de polémica es bastante
despreciativo. Despreciativo porque en tan pocas palabras y mezclando tantos
argumentos pretende despacharse sin más una forma de construcción estratégica
que no es sólo discurso, sino que ha tenido ejemplos prácticos de llevarse a
cabo; ejemplos de construcción concreta y directa en poblaciones, fábricas y
fundos, de quienes no sólo abrazaron un proyecto, sino que no dudaron en dar
cara a los milicos tras el golpe en el cordón maderero Panguipulli, La Legua o
Sumar. En ese sentido, se busca sólo una polémica simplista a la manera de la
portada de LUN, sin tener intenciones de un debate serio.
Pasando a materia, al
iniciar el primero de los 6 párrafos llama bastante la atención que Puelma School señale que representa a
aquellos sectores que “sostenemos la centralidad de la clase trabajadora e
impulsamos una estrategia basada en los métodos de la lucha de clases”. En ese
sentido habría que considerar que los más de 7 años que lleva este boys en la
Universidad de Chile (información presente en la mencionada página) son parte
de los métodos de la clase trabajadora, puesto que en la institución fundacional
de la república radicaría la centralidad de la clase trabajadora. Redundante es
aconsejar al futuro licenciado que si es coherente con la mencionada
centralidad defendida, su deber es abandonar las aulas de la casa de Bello y no
hacer política desde ahí como lo ha venido haciendo durante años. Todo lo demás
es discurso ramplón que busca agitar las aguas para aparentar profundidad.
Cuando intenta reducir la
necesidad de “construir poder popular” al “impulso de múltiples formas de
organización: colectivos estudiantiles, talleres en la población,
preuniversitarios populares, boletines, asambleas territoriales, etc.”, sin
duda que es algo antojadizo, pero tiene una crítica de fondo que no se expresa
en la pretendida polémica y que nosotros no dejaremos de mencionar. Gran parte
de las organizaciones que hablan de “construir poder popular”, piensan que
haciendo un taller de niños están realizando esa construcción. De que
construyen, construyen; pero construyen conciencia (no sólo lo que se hace en
la fábrica es construcción, salvo que alguien sea obrerista desde la U),
construyen redes, lazos y hasta… organización. Pero el tema del poder es otra
cosa. En este sentido es correcta la crítica respecto de la visión subjetiva
del poder que tienen muchas de estas organizaciones, que creen que el poder
depende de la “consciencia y la organización del pueblo”; eso es un presupuesto
de la construcción de poder, pero no es poder en sí mismo puesto que como ya se
dijo hace décadas, el poder nace del fusil. Aquí radica también una de las
principales críticas a la táctica del poder popular, puesto que si bien durante
la UP hubieron gérmenes de poder popular, el mismo golpe demostró que se estaba
bien lejos de ello, alejamiento que se produjo principalmente por la línea
seguida por la CUT, el PC y la ley de control de armas que Allende lanzó para
conciliar las clases, cuestión que dejó a dichos gérmenes sin capacidad de
defensa cuando tuvo que enfrentarse con el poder del Estado. Para esto es vital
que los sectores que reivindicamos el poder popular tengamos claridad al
respecto, discutiendo las experiencia y reflexiones al respecto, desde la
teoría de la dualidad de poderes de Lenin hasta los ejemplos concretos de
nuestra historia.
Ahora, eso no quiere decir
que quienes hablan de “poder popular” hagan perder la centralidad de la clase
trabajadora, a pesar de que muchas de las organizaciones criticadas distan de
compartir dicha centralidad. Una organización puede compartir la centralidad de
la clase trabajadora y predicar construir poder popular cuando en realidad no
lo hace, y no por eso pierde la consideración de la centralidad de la clase
trabajadora.
El desprecio hacia los
partidos en general, sin duda que no tiene razón de ser en este saco del señor
Puelma, ya que leyendo algunas de las publicaciones de con quienes busca
polemizar (revista Iniciativa Popular,
por ejemplo) uno se da cuenta de que la importancia del Partido es eje de la
línea política.
Siguiendo con las peras y
las manzanas, se dice que esto tiene una concepción gradualista del poder,
queriendo pasar gato por liebre, puesto que sabemos que el gradualismo es un
calificativo de larga data y que corresponde a los sectores amarillos, en Chile
representados por la UP, que se negaban a los cambios revolucionarios y
preferían vías etapistas. Sin duda la participación del PTR en futuros procesos
electorales dilucidará en la práctica quiénes son los gradualistas.
Ahora, respecto a la
crítica a que la “acumulación de fuerzas” se encuentra fuera de los ritmos
concretos de la lucha de clases y de las luchas políticas hay que distinguir.
Es extraño que alguien que dice ser un acérrimo defensor de la lucha de clases
plantee que hay tareas que se encuentran “fuera de la lucha de clases”; curioso
el clasismo ese. Pero es certero (para algunas organizaciones) en la crítica a las prácticas rutinarias,
localistas y asistencialistas, puesto que existen organizaciones que el 2011 les
pasó por delante y ni siquiera estuvieron en la calle, puesto que estaban
ocupadísimos “construyendo organización revolucionaria”, como si ésta no se construyera
luchando.
Cuando pasa a la coyuntura
se muestra gran parte de los que subyace en panchito; decir que las
organizaciones que critica “brillaron por su ausencia” en el desastre de
Valparaíso sin duda que refleja las prácticas del PTR. De inmediato me imagino
a estudiantes universitarios con un casco SODIMAC, que con suerte pueden llevar
una pala; no porque no tengan fuerzas, convicción o solidaridad (creemos
sinceramente que estas 2 últimas las tienen de sobra), sino porque en una mano
llevan una bandera del PTR y en la otra una de ACR y de Pan y Rozas. De esa manera
es que piensan que se está al ritmo de la lucha de clases y no se “brilla por
ausencia”, sino que se brilla como en la disco o en la facu.
Si hay organizaciones que
se han quedado calladas no quiere decir que no estén actuando, con esto
discriminatoriamente le estaría quitando la posibilidad de actuación política a
los mudos; puesto que su política se basa en sacar declaraciones hasta el
hastío y en intervenir en cuanta asamblea se encuentre. Eso es más propio de un
lucimiento individualista que una construcción sería y basada en la línea
ideológica.
He dejado para el último
punto una crítica que aparece, como la mayoría, sólo esbozada pero parece pasar
colada; la referida a la organización política cerrada y clandestina
(“organización revolucionaria”). Este desprecio de la ilegalidad y la actividad
clandestinidad, nos da un atisbo de lo que estos sectores trotskistas entiende
por una organización revolucionaria; una organización completamente legal, que
discute leyes y que de esa manera hará una revolución. Ahora se entiende
también porqué el trotskismo nunca ha hecho una revolución, terminan siendo
ultra amarillos, despreciando el papel de la violencia en la historia (a la
guerra no se juega y ésta tiene sus métodos específicos que no están en la
legalidad). También se entiende el porqué el trotskismo, no estuvo en la lucha
contra la dictadura, ni tampoco estuvo en los cordones industriales (ni hablar
en los comandos comunales, esto sería una herejía para un obrerista, que puede
estar en el movimiento estudiantil, pero no en el poblacional; vaya métodos de
la lucha de clases estos) y porqué sí la consigna de aquella experiencia se
articuló a partir del “luchar, crear, poder popular” y no de los mencheviques
del siglo XXI.