“Estamos dando el primer paso de la reforma
educacional más significativa que Chile ha tenido en los últimos 50 años” decía
la Presidenta de la Concertación, ahora Nueva Mayoría (NM), al lanzar y firmar
el proyecto de ley, para reformar la educación. En la misma línea, La Segunda titulaba –conocido diario que
representa los intereses del empresariado- “Reforma pone normas anti lucro a
colegios con platas públicas”. El anuncio fue noticia obligada y sufrió el
apoyo o desaprobación de los distintos grupos y partidos que forman parte de la
“política oficial”.
La pregunta entonces que debemos hacernos ¿es
conveniente esta reforma para el pueblo? ¿Debemos apoyarla para que siga
adelante? ¿En qué términos se dio la discusión? ¿La reforma representa
realmente los intereses de los estudiantes, trabajadores y sectores populares?
Las respuestas a estas preguntas, nos permitirán ir vislumbrando el carácter
eminentemente de clase que tiene el proyecto y la reafirmación del mercado en
la educación. De la misma forma, estas respuestas trazan las tareas que nos
quedan por delante en el ciclo de lucha abierto el 2006.
Los estudiantes llevamos discutiendo largo tiempo
acerca del carácter y los cambios que deseamos impulsar, en un programa que
congregue a amplios sectores en lucha y que trasforme radicalmente el modelo
educativo en el que nos desenvolvemos; de la misma manera, somos críticos
(excepto quienes pertenecen a la NM) de la forma en que se lleva a cabo la
reforma y las faltas de claridades que han tenido nuestros voceros para
rechazarla tajantemente. Hasta ahora, los tiempos de discusión, así como las
propuestas, no han sido más que impuestos desde el gobierno; hemos tenido que
salir a responder sin poder discutir previamente y en profundidad los temas que
desde el oficialismo nos han dejado boteando. Por esto, es que la reforma fue
hecha bajo cuatro paredes, con los mismos empresarios y personeros que desde
1990 profundizaron el lucro y el negocio en la educación y que ahora vienen
mágicamente dispuestos a cambiar sus posiciones. ¿Es entonces necesario
sentarse a negociar en alguna mesa pre-legislativa, para incidir como
movimiento estudiantil? La respuesta positiva a esta interrogante es la que las
posiciones de la NM (PC, principalmente) han echado a andar en los distintos
espacios estudiantiles. Pero la respuesta desde el campo popular obviamente es
NO, ¿Por qué? Pues porque, la construcción de programa no puede mermar la
movilización, ni comprometer compromisos con un gobierno que no nos pertenece
ni nos representa. De la misma manera, no podemos dar las claridades políticas
sin antes construir un proyecto que incluya a amplios sectores. Profesores,
trabajadores, estudiantes, funcionarios deben ser parte y partícipes en la
elaboración de un proyecto común, que se desmarque del gobierno, que tenga
demandas que apunten realmente a acabar con el mercado educativo y que aseguren
la educación como un derecho para tod@s.
La reforma entonces aparece nada más que como parte
de las medidas parches que buscan calmar los ánimos, pero que no da soluciones
de fondo. Amplia la cobertura estatal en becas y educación preescolar, pero
sigue financiando a los privados; superintendencia de educación que fiscalice
el lucro; “subvención de gratuidad”, etc., son medidas que mantienen a los
privados entregando educación y al Estado financiándoles el negocio. ¿Dónde
está la des municipalización total? ¿Mejoramiento del programa docente? ¿El
control de las comunidades, en la forma en que se implementan programas y
proyectos académicos? Y las universidades, ¿Dónde está el Estado? ¿Seguiremos
financiando a privados con “Rol Público”? ¿Es eso acaso entender la Educación
como un Derecho Popular? Estos son los temas que debemos discutir y en los que
debemos tomar posición. La CONFECH ya dio un paso importante en la discusión y
en el desmarque con el programa del gobierno.

Cualquier intento de cambio debe girar en tres ejes
primordialmente: a) Estatización:
Aseguramiento del ingreso total a todos los estudiantes que quieran entrar a la
Universidad, estatizando planteles universitarios privados si es necesario.
Esto tiene que ir acompañado de la gratuidad absoluta de las Universidades del
Estado y el aseguramiento y el desarrollo de un programa de excelencia de esas
Universidades, en tres áreas principalmente: Docencia, Extensión e Investigación.
Cuyo principal énfasis esté dado, por una Universidad al servicio del pueblo
(con lo que se debe contar con la inclusión de la clase trabajadora y sectores
populares). Debemos asegurarnos por tanto (y en directa relación con el último
punto) de que los espacios sean controlados por estudiantes, trabajadores y el pueblo
pobre; b) Fin al subcontrato: No
podemos permitir que dentro de las Universidades del Estado, existan condiciones
desfavorables para los trabajadores, como es el subcontrato. Todos los
trabajadores, deben pasar a planta y deben ser funcionarios. De la misma manera
deben tomar y formar parte de las decisiones que se tomen dentro y fuera de los
planteles Universitarios. Esto es un paso vital para que las Universidades
dejen de servir a las elites y sean planteles con un proyecto popular. c) Democratización: Triestamentalidad
efectiva y cogobierno son necesarios para el correcto desarrollo de la Universidad.
Las decisiones no deben ser tomadas por unos pocos, manteniendo y legitimando
el autoritarismo y un régimen elitista de educación. Para esto debemos luchar
contra la legislación y las cúpulas docentes, que imposibilitan la decisión de
los otros grupos y la incidencia en las políticas que adopte la Universidad, el
Instituto o el Centro de Formación Técnica.
A nivel básico y medio, es necesario la
desmunicipalización de las escuelas y liceos. Además del fomento y refuerzo de
los liceos técnicos y científicos humanistas de sectores populares, a través de
un plan de educación que esté discutida a todos los niveles. Es necesario que
el Estado financie directamente las escuelas y liceos; quitándoselas a las
corporaciones privadas (SOFOFA, Cámara Chilena de la Construcción, etc.) y a
los curas que no solo lucran con la educación, sino que además imparten una
educación que claramente no es ni inclusiva, ni laica. Además, se debe dejar de
seleccionar a los alumnos bajo pruebas estandarizadas que no miden las
habilidades y el desarrollo del estudiante, sino que discriminan bajo criterios
autoritarios y no discutidos sobre quienes pueden y no pueden entrar a la
educación superior. Pero ¿nos sirve simplemente que la educación esté en
“manos” del Estado? Obviamente que no, éste no es para nada neutro y tiene un contenido de clase, por tal razón,
debe haber un control popular de los establecimientos en donde participen no
sólo los apoderados, profesores y estudiantes de las escuelas y liceos, sino
que lo hagan también en conjunto con trabajadores y pobladores ¿Quién es mejor
para saber de las necesidades de nuestra clase, que la misma clase? Es
necesario por tanto generar instancias de participación y discusión que apunten
a abordar este problema.
Para finalizar, fin a la subvención estatal a los
privados. ¿Por qué debemos financiarle el negocio a los privados? Si tanto les
gusta competir y tener ganancias, que lo hagan cuando exista una cobertura de
establecimientos gratis y que entreguen educación de excelencia. A ver si les
cunde el negocio y lo quieren seguir manteniendo. El fin al copago propuesto,
sólo mantiene el desarrollo de la matrícula de los privados en detrimento de lo
público.
La única forma de conseguir lo dicho es golpeando
fuerte y claro. Debemos presionar y obligar a imponer nuestro proyecto. Aquí la
movilización debe ser ascendente y radicalizada, desarrollando la vinculación
sectorial, con trabajadores y pobladores. Sólo la movilización de masas, la
lucha callejera y la unidad de los trabajadores y sectores populares, llevarán
al triunfo de las demandas estudiantiles. Por eso, no solo hay que volcarse a
construir programa, sino movilización y por sobre todo movimiento popular.
Por la organización política y revolucionaria, por
organización estudiantil popular y combativa: Estatización, Fin al Subcontrato
y Democratización.
Acabar con la educación de mercado, a acabar con la
Explotación.