domingo, 11 de diciembre de 2011

Elecciones en la FECH. Entre autónomos y jotosos.

 Las recientes elecciones en la centenaria Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile no han dejado indiferente a los actores políticos y han suscitado acusaciones, dudas y falsas expectativas que no se entienden desde fuera del movimiento o desde los sillones de la política parlamentaria y electorera. La participación histórica en las elecciones de este año, suscitada al calor del movimiento estudiantil más masivo y prolongado que haya vivido Chile, son el fiel reflejo de la situación general del movimiento social enmarcado dentro de la lucha de clases.
                Sin duda que la Universidad de Chile no es
cualquier Universidad, es por eso que a pesar de que la gran mayoría de los representantes del resto de la Universidades del Consejo de Rectores tengan posiciones distintas igual reconocen a la FECH como representativa del movimiento, situación que jamás ocurrirá con la UC, por ejemplo. Sin embargo las condiciones de clases de quienes estudian en la principal casa de estudios contrastan radicalmente con gran parte de los estudiantes de regiones y de algunas Universidades metropolitanas que se encuentran ad portas de la quiebra y la obvia privatización. No es casualidad que los dirigentes más conciliadores y parlamentaristas de la CONFECH hayan sido durante este año los de las casas de estudios de Santiago (donde se encuentran los puntajes más altos en la PSU), en especial de la UC (ligados a la Concertación), de la U. de Chile y de la USACH (militantes PC). Es bajo este escenario que las recientes elecciones de la FECH han provocado expectativas, denuncias, acusaciones y la alarma de los sectores conservadores del país, como el twitteo del camaleónico cientista político Patricio Navia: “Piñera y los ultras de la Fech unidos para matar a la Universidad de Chile (…) Al estar a la izquierda de Camila y el PC, tu victoria [de Boric] es señal de radicalización”.
                Lo que demuestra la derrota de la lista “Izquierda Universitaria” (JJ.CC.) es la superación del Partido Comunista dentro del movimiento de izquierda universitario puesto que la situación vivida en la U. de Chile es símbolo de lo que sucede en todas la Federaciones del país, ya que las JJ.CC. sólo tenían 3 representantes en la CONFECH, pero a pesar de esa minoría ejercían la hegemonía del movimiento, en coordinación con Giorgo Jackson, lo que llevó a que en ocasiones los sectores más combativos (como los secundarios) identificaran a a la CONFEC de inmediato con el reformismo y la traición siendo que en su seno existen posiciones populares, ha sido culpa de estos sectores haber dejado al movimiento en manos de los reformistas.
Sin duda que las acciones matonescas, oportunistas y amarillas de dirigentes como Camilo Ballesteros (encargado nacional universitario de las JJ.CC.), más cercanos a su rector Zolezzi que al movimiento estudiantil de base, es que el PC representa hoy para la gran mayoría de jóvenes universitarios y secundarios radicalizados un Partido que tranza con el gobierno y que desde siempre buscó que el gobierno de Piñera le otorgara ciertos beneficios (como el fin al binominal que anunció Longueira hace un tiempo y que ante la incapacidad del PC de bajar el movimiento retiró la oferta) con tal de traicionar al movimiento. Sin embargo, la pérdida de la hegemonía del PC no le permitió bajar las movilizaciones las que cada día fueron adquiriendo un tono más combativo que solo pudo ser frenado con el desgaste obvio de 7 meses de lucha.
                Ahora bien, volviendo a los resultados en la FECH, los mitos echados a correr por los sectores conservadores y reaccionarios, donde el PC ya es un componente de ellos, dice que los “ultras” y la radicalización botaron a la hermosa Camila y debilitaron al movimiento estudiantil. Estos sectores consideran que el triunfo de la lista “Creando Izquierda” que llevó a Gabriel Boric de los llamados “autónomos”, representaría una radicalización del movimiento con lo cual este perdería la legitimidad del movimiento; la radicalización y el temor de los reaccionarios viene dado por el hecho de que no responden a las directrices de los Partidos políticos institucionales por lo tanto no sería factible instrumentalizar o bajar sus movilizaciones cuando las cúpulas electoreras lo decidan. Sin embargo, los “autónomos” de la U. de Chile (que también están articulados en otras regiones) están lejos de representar a los sectores de ultra izquierda. En este sentido es bastante interesante que utilicen el concepto de “autónomo”, utilizado comúnmente por los sectores anarquistas para señalar una supuesta independencia respecto a los partidos políticos. Aquella supuesta independencia de la política provoca una falsa neutralidad que no representa un proyecto popular; los apolíticos no existen y la autonomía no debe hacer referencia a lo político sino a una independencia respecto a los sectores institucionales y electoreros. Quienes luchan por los derechos populares sin duda que no se rigen por intereses neutrales, independiente ni autónomos sino que por los intereses del pueblo.
                La pérdida de la hegemonía del PC se produjo porque en definitiva su “táctica” no le dio los resultados esperados. Se la jugaron de lleno por el negociado a espaldas del movimiento dejando todo en mano de los muñequeos de Teillier y su camarilla, pero esto les suscitó la radicalización de gran parte de la CONFECH (en su mayoría en regiones), inclusive quienes habían respaldado la gestión de sus líderes reconocidos ya habían dividido aguas con el reformismo.
                Ante esto el PC sale a declarar que la lista de los “autónomos” de Boric ganó gracias a los votos de la derecha y que inclusive hubo un pacto con ésta. La exigua votación que el gremialismo y la centro derecha (CDU) obtuvo y que los dejó sin representantes (al igual que los Concertacionistas declarados de las listas: Nueva Izquierda Universitaria y NACE la Centroizquierda en la Chile) se produjo de manera natural y lo más probable es que estos “autónomos” hayan contado con esos votos, pero producto de una pasada de cuenta al PC (y no tanto a la “figura” de Vallejo) y no con un pacto de los autónomos con la derecha. Sin duda que el PC levanta esta falacia puesto que pretender seguir considerándose la izquierda cuando en verdad han perdido la hegemonía del movimiento. Bastante poco margen de acción le queda al PC más que sumarse 100% a la Concertación y ver si ésta se puede salvar gracias a él. Nuevamente es el intelectual orgánico de la burguesía Patricio Navia el que nos ilumina al respecto: “Las críticas que recibe el PC por jugar dentro del marco institucional son evidencia de que nuestra democracia se consolida”. Sin embargo, lo que oculta este juicio de valor es que el PC ya no es capaz de frenar el auge de la lucha de masas.
Propagando el amarillismo
                Para todos aquellos que puedan creerse el cuanto de que la lista de Gabriel Boric representa una radicalización, las palabras de quienes han estado dentro del movimiento y no de la farándula dan claridad: “yo dudo que los autonomistas sean parte de lo que se conoce como ultra, de hecho ellos tiene una posición muy moderada. Esos rumores pertenecen a la lógica del PC, que aún cree que es la única izquierda posible” (Sebastián Farfán, Secretario General de la FEUV). En definitiva la diferencia entre la anterior directiva y actual de los “autónomos” no es la radicalidad como algunos han planteado, sino que unos (el PC) están ad portas de integrarse a la Concertación y otros no, pero eso no los hace más ultra. Como si quedara alguna duda respecto al porqué de la derrota de la Jota las siguientes declaraciones de Vallejo: “El próximo año (…) no podemos estar con seis o siete meses de paro todos los años. No podemos perder las clases, porque nos perjudica y perjudicamos también al país, no entregándole profesionales con buena formación”. Cuek.
El PC nunca ha ganado la FECH yendo en una lista solos y ahora fueron completamente solos. Su única salida es ligarse definitivamente a la Concertación. Los sectores populares sin duda que deben tener cuidado con las supuestas “autonomías” y apostar por el carácter popular del movimiento. Sin duda que el 2012 nos traerá de vuelta a las calles, más consientes, más maduros pero siempre con la alegre y juvenil rebeldía de los que apuestan por la sociedad sin clases.

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