Nuestro más cordial saludo quienes impulsaron la
campaña YO NO VOTO: LUCHO: CONSTRUYO PODER POPULAR. A las personas y organizaciones
que de forma fraterna, solidaria y comprometida, manifestaron su rechazo a un
sistema democrático burgués, que históricamente nos ha excluido como clase; excluido de cualquier tipo de opinión y
participación a millones de trabajadores, trabajadoras, dueñas de casa,
estudiantes, etc.
Como Pueblo
en Lucha, somos parte de ese 51% que no se siente representado por esta democracia de los ricos, pero mas específicamente,
somos parte de las organizaciones que se han sumado a esta campaña, así como también
a los debates y discusiones que se han generado en el efervescente escenario
actual, situación que nos entusiasma demasiado pensando en que el proceso de
levantamiento, fortalecimiento y multiplicación de las organizaciones populares
viene en alza.
La actual coyuntura, la enfrentamos con el
convencimiento de que los niveles de discusión, articulación y unidad de los
revolucionarios se pueden ir consolidando en el mediano plazo, a través del
sistemático trabajo territorial, estudiantil y sindical de muchos compañeros,
desarrollado a lo largo y ancho de este país. También en el análisis del
presente periodo, nos damos cuenta de las lamentables confusiones ideológicas
que se han generado y a una suerte de polarización al interior de una izquierda
históricamente dividida. También vemos hoy, el oportunismo de movimientos
sociales que han confundido la táctica de articulación que el campo popular
necesita, pensando que el objetivo pasa por lo cuantitativo, olvidándose que la
gran masa de la población aún y lamentablemente no cuenta con niveles de
conciencia suficientes que permitan consolidar cualitativamente un proyecto
político revolucionario acorde y favorable para la construcción del socialismo.
Las candidaturas de Roxana Miranda (PI, Partido
Igualdad) con un 1,27% 83.015 votos y de Marcel Claude ex DC, ex PPD y ex PH,
con un 2.8% 183.524 votos. Se dijeron ser los candidatos de los pobres y de los
movimientos sociales, teniendo en cuenta que los pobres mayoritariamente no
votamos y que la izquierda revolucionaria ha rechazado hasta el día de hoy su
participación en la democracia burguesa. Sus candidaturas solo generaron
confusiones, haciendo creer a nuestros padres, hermanos, vecinos y amigos, que
la vía electoral podría generar posibilidades de cambios y transformaciones,
cuando evidentemente no queda ninguna cabida para éstas mientras exista, un
sistema, que genere condiciones de explotación y lucro con nuestros derechos
sociales (salud, educación, vivienda, etc.). Es decir mientras exista el
Capitalismo.
Históricamente los explotados han manifestado
una evidente desconfianza, hacia una democracia históricamente excluyente,
quizás sin altos niveles de conciencia de clase, pero completamente legítima, debido
principalmente a que “las marionetas” de la clase dominante (los políticos
burgueses) no representan el sentir de nuestra clase que día a día vive las consecuencias
directas de la desigualdad, en cambio ellos no.
Sin lugar a dudas que el rayado de cancha
realizado por lo ricos y poderos históricamente les ha favorecido a ellos
mismos. Conformarnos tan solamente con la incuestionable agudización de la lucha
de clases en el periodo 2006 – 2011 – 2013 y colgarnos del carro del
oportunismo electoral que nos incito a votar, nos parece un grave error táctico, una mala lectura del actual escenario de la lucha de clases. Por lo tanto ajustarnos a ese
restringido modo de participación, nos parece un sinónimo de mediocridad. Las tareas de presente deberían apuntar al fortalecimiento de la conciencia de clase del pueblo y no ha legitimar el sistema de dominación.
Por lo tanto creemos innecesario e ingenuo
pensar que nuestro enemigo de clase permitiría modificaciones legales del
actual desarrollo del capitalismo, en donde sus incalculables riquezas se vean
medianamente afectadas. O que genere las condiciones para que una Asamblea
Constituyente permita incorporar las necesidades del pueblo y donde no
prevalezca el interés de los ricos. Innecesario e ingenuo pensar a la vez que
el imperialismo norteamericano, chino, brasilero y demás otras potencias en
disputa, entenderá que Chile necesita mayores posibilidades de desarrollo para
su pueblo y que permitirán que exista una repartición igualitaria de las
riquezas de nuestros recursos naturales, cobre, litio y agua principalmente.
Sencillamente creemos que las condiciones
objetivas y subjetivas que nuestro pueblo necesita para encaminar las
transformaciones sociales, políticas, ideológicas, económicas, son
completamente ILEGALES para los dueños del poder y las riquezas, tomando en
cuenta además que su convicción y articulación de clase, objetivamente está
mejor definida que la nuestra, ya que solamente consiste en resguardar sus
interés de cualquier manera, ya sea ésta legal o ilegal.
Considerando lo anteriormente expuesto, tenemos
el convencimiento que el camino trazado por los revolucionarios es
completamente ajeno al orden burgués y de su legalidad ajustada a la medida de
sus propios intereses.
Nuestros objetivos van por otro camino, ilegal
para los ricos y poderosos, pero completamente necesario y legítimo para
nuestro pueblo, que vive todos los días las consecuencias directas de la
desigualdad que el capitalismo provoca.
Estos objetivos los podríamos mencionar en el
siguiente orden:
La consolidación de la articulación y la unidad
de la izquierda revolucionaria.
La conformación de un partido de la clase
trabajadora que permita desarrollar el proyecto político revolucionario que
nuestro país necesita.
La formación de cuadros político
revolucionarios, que se inserten en los sectores estratégicos de acumulación,
así como también en aquellos sectores no productivos como el área de servicios.
La construcción de poder popular, en los
territorios, que permita generar reales alternativas de solución a las
problemáticas cotidianas de nuestro pueblo.
Sabemos y, por sobre todo comprendemos, que
estas tareas son parte de un camino largo que hemos elegido, que nace desde la
rabia, desde el sentimiento más profundo de injusticia, que como hijos de la
clase trabajadora nos ha tocado vivir.
Nuestra elección es construir
Poder Popular