domingo, 28 de octubre de 2012

II parte; Comentarios sobre el texto Historia del Siglo XX, Eric Hobsbawm


Por otro lado los “estados – nación”, ya no tienen el poder de antaños, mas bien son los gobiernos corporativos de las empresas transnacionales los que en realidad dirigen el sistema económico y por ende el político.

Cuando el autor nos menciona que “el futuro de la política era oscuro, pero su crisis al finalizar el siglo XX era  patente”, nos adelanta la actual crisis moral y de representatividad que vive la política en el mundo en términos generales y en Chile en lo particular, el ciudadano de a pie, ya no confía en un sistema altamente deslegitimado, en sus instituciones y sus respectivos representantes, la no participación, una particularidad de la democracia moderna, fue diseñada por los ideólogos del control social aplicada a través de las políticas públicas y en particular de las políticas sociales en las sociedades de mercado.
La crisis moral, no solo de la política, sino del conjunto de la sociedad, el establecimiento  del reino de los antivalores, la envidia, la codicia, el arribismo, son producto de la sociedad de mercado. Con el triunfo económico del modelo, también y de forma conciente a través de los medios de comunicación de masas principalmente, pero también a través de la educación, la cultura se fue moldeando un sujeto particular de la sociedad de la cual somos parte, un sujeto/objeto cargado de antivalores y que está a millares del hombre del renacimiento, o del hombre nuevo de los 60, el ejemplo solidario de la clase trabajadora de los años 20 en las minas del salitre, del 50 en los conventillos, de los años 70 en las tomas de terreno, ha sido olvidada por las nuevas generaciones y echada al tacho de la basura por los ideólogos del modelo.

Este siglo dominado por la “barbarie” ha producido hambrunas para millones de seres humanos en distintos continentes del globo. La desigualdad en la distribución de la ganancia producida a través de la plusvalía, ha hecho acrecentar los índices de desigualdad entre quienes lo tienen todo y quienes ni siquiera logran sobrevivir, la pobreza en el caso latinoamericano por ejemplo nos  demuestra que en el 2010 el índice de pobreza se situó en un 31,4%, incluido un 12,3% de personas en condiciones de pobreza extrema o indigencia. En términos absolutos, estas cifras equivalen a 177 millones de personas pobres, de las cuales 70 millones eran indigentes. Estas cifras entregadas por organizaciones conservadoras, demuestran lo profundo del problema, ya que de acuerdo a otros estudios esta cifra porcentual alcanzaría a más del 63% de pobreza en la región, alrededor de 400 millones de personas, una muestra imborrable de que el sistema capitalista no beneficia a las grandes mayorías populares y muy por el contrario las sume en la miseria y la marginación.
Es un hecho ampliamente difundido que la distribución de los ingresos en los países de América Latina es una de las más inequitativas del mundo. Además, durante la década de 1990 y hasta principios de la década de 2000, la desigualdad en la región se caracterizó ya sea por una marcada rigidez o por una tendencia al alza.
Las cifras y datos duros van demostrando que pobreza, la desigualdad, el desempleo femenino y juvenil son parte de los males que nos hace padecer el sistema capitalista bestial; la contradicción capital/trabajo en nuestro continente se hace cada día mas evidente.
Si hasta hace pocos años el autor nos hablaba del fin del eurocentrismo, que no tan solo en el plano económico se evidencia, en lo ideológico también se rompieron cadenas que se mantenían atadas con una mirada más europea de la sociedad; dentro del marxismo por ejemplo, autores como Mariátegui, Guevara, y otros, abiertamente declaraban que el socialismo debía ser “creación propia” y no “calco ni copia”, en completa alusión a romper con la tradición Europea. Luego Estado Unidos se instaló como dominador absoluto o mejor dicho con muy pocos rivales en términos geopolíticos. En el presente asistimos al fin de la dominación unipolar de Estados Unidos, en manos de la China ya no de Mao, sino la liderada por la fracción mÁs capitalista dentro del Partido Comunista de ese país, asistimos al nacimiento declarado de un nuevo tipo de imperialismo.

Este nuevo escenario en que la sensación es la de “un mundo en el que no solo no sabemos adonde nos dirigimos, sino tampoco adonde deberíamos dirigirnos”, es quizás si repasamos la historia de la humanidad en el siglo recién pasado,  puede ser el gran triunfo del actual sistema, desalojar un punto al cual dirigirnos como sociedad, eliminar la opción de un nuevo proyecto de sociedad centrada en los sujetos como actores relevantes  y no la acumulación,  es borrar toda posibilidad de sobrevivencia como especie.

La no permanente re construcción/construcción de la historia por parte de los “ciudadanos”, enajenados y no constituidos como sujetos ha conformado una masa que al perecer luego de un “silencio bastante parecido a estupidez”, comienza a despertarse, fenómenos como los obreros en Irak peleando contra la invasión,  indignados por toda Europa, los campesinos en Colombia, los palestinos contra Israel, los indigenistas en Latinoamérica, los medio ambientalistas, los estudiantes, los que luchan por sus derechos salud, vivienda, trabajo, educación, están despertando a escala global.


Pero cuidado... como conocemos la historia, debemos prepararnos para la guerra de depredación que el sistema capitalista bestial tendrá que librar para sobrevivir a este despertar de las mayorías.

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