domingo, 22 de enero de 2012

MIRANDO LA GUERRA POR TV. A 20 AÑOS DE LA CAÍDA DE FABIÁN LÓPEZ LUQUE Y ALEZ MUÑOZ HOFFMAN.

Este domingo 22 de enero el calor se dejará sentir en la capital al igual como hace 20 años, cuando 3 jóvenes rodriguistas a eso de las 7 de la mañana daban curso a una operación de recuperación a un camión de transporte de dinero de la empresa PROSEGUR. Fabián López Luque y los hermanos Alex y Pablo Muñoz Hoffman eran quienes arrebatarían los dineros recogidos por eses camión en la sucursal del Banco Concepción, ubicada en el Campus Oriente de la Universidad Católica (misma sede universitaria donde se había ajusticiado a Jaime Guzmán en el año anterior), en Ñuñoa.
La operación estaba pensada para que Alex estuviera en las inmediaciones del lugar y avisara de la llegada del vehículo a Pablo y Fabián quienes ejecutarían la acción en el hall principal, reduciendo a los 2 guardias antes que ingresaran a las dependencias y escaparan con el dinero. En ese momento aparecería otro frentista en automóvil y se realizaría la retirada.
Todo parecía cumplir su objetivo y los frentistas se aprestaban a huir con 7 millones 600 mil pesos, sin embargo uno de los guardias de Prosegur en un intento por defender los dineros pertenecientes a la clase burguesa intentó oponer resistencia y luego huir, pero López lo redujo con un disparo. Eso no sería todo puesto que el otro guardia intentó eludir la emboscada a bordo del camión mientras Alex descargaba su 
M-16 sobre el blindado; finalmente el chofer del camión trató de atropellar a los rodriguistas los cuales decidieron escapar tras fracasar la operación.
Cuando llegaron al punto donde debía aparecer el automóvil, aún con las armas en sus manos, se miraron puesto que el auto no aparecía por ningún lado. Tras esperar unos minutos decidieron desesperadamente escapar a pie “y a lo que venga”. Poco alcanzaron a caminar puesto que un furgón policial los interceptó y los 3 combatientes se parapetaron tras unos automóviles y comenzaron a disparar a los policías.
Pablo Muñoz, que antes había participado en los ajusticiamientos de Fuentes Morrison, el General Leigh y el coronel Fontaine, fue herido por ráfagas policiales, mientras que un represor fue alcanzado por tiros rebeldes. Pablo quedó con una pierna destruida. Sus compañeros intentaron cargarlo para sacarlo de ahí pero se resistió sacrificándose para que sus compañeros pudieran salvarse, los cuales reemprendieron la huida. En plena calle quedó Pablo y fue repasado por ráfagas de metralleta manchadas con el deshonor. Tras eso se le trasladó a un Hospital.
Alexis y Fabián  huyeron del lugar por un par de cuadras, pero al verse rodeados buscaron refugio en una casa del pasaje Alonso de Ercilla, tomando como rehenes a la familia del abogado Riveros. Rápidamente la vivienda fue rodeada por cerca de 500 Carabineros y comenzó una negociación que duró más de 14 horas y fue trasmitida en directo por las pantallas de la TV.
Sin duda que los jóvenes no eran especialistas en negociados y que las circunstancias los llevaron a esta situación que no buscaban y donde no eran duchos. Mientras esto ocurría un grueso contingente de medios de comunicación, lacayos de los ricos, se les permitió que se acercaran al escenario del enfrentamiento, con lo cual la noticia fue trasmitida por todos los canales de televisión desde casas cercanas. El Estado buscaba dar una señal para todos quienes se atrevieran a desafiar la “democracia de los acuerdos”, un show mediático de amedrentamiento.
 A través de comunicaciones telefónicas los combatientes dejaron en claro cuál era el objetivo de la acción y el porqué de su permanencia en la vivienda. Los mismos rehenes relatan que no recibieron ningún mal trato por parte de los combatientes y que fueron testigos de que en las negociaciones se hablaba hasta de repartir comida en las poblaciones pobres de Santiago.
 Los combatientes con su sinceridad de guerrilleros dejaron en libertad a los niños de la familia mientras la TV interrumpía los noticieros con los despachos en directo. Viejos rancios del pinochetismo, concertacionistas acérrimos, reformistas recalcitrantes, jóvenes rebeldes de los ´90, todos se posicionaban como espectadores frente a este nuevo golpe de la represión concertacionista.



Alrededor de las 22:00 horas, cuando el cansancio, la presión y la desesperación asfixiaban a los 2 combatientes, éstos decidieron rendirse. Comunicaron a los represores que primero entregarían a los demás ocupantes de la casa y tras esto saldrían con sus manos en alto, rendidos tras tantas horas de negociación. Fue en esos instantes que los aparatos represivos de los explotadores, los enemigos del pueblo, los perros guardianes de los ricos, mediante francotiradores del GOPE dispararon sobre los jóvenes indefensos a penas éstos se asomaron por la puerta de la casa, quedando sus cuerpos tendidos en el antejardín. Enrique Krauss, ministro del Interior de la época y Belisario Velasco, subsecretario, ya habían dado las instrucciones para acabar con los grupos que siguieran ofreciendo resistencia al pacto Dictadura-Concertación. Ésta última negociaba con los militares mientras a los combatientes les ofrecía plomo; el mensaje era que exterminarían a los revolucionarios de la misma manera que lo hicieron los militares.
Cuando Carabineros de Chile pudo perfectamente haberlos detenido para su procesamiento y juzgamiento por los tribunales burgueses, dejaron caer todo su desclasamiento irracional al asesinarlos cuando estaban desarmados.  Los mismos tribunales se manifestaron en esa época al respecto: “no tengo ninguna certeza que salieran disparando, existen dudas porque no se sabe si realmente se enfrentaron o fue otra cosa. Cuando llegué al sitio del suceso la policía uniformada ya había avanzado los peritajes y entonces yo di la orden que se coordinaran con Investigaciones, pero no he establecido qué es los que sucedió” (María León Neira, Jueza a cargo de la investigación, La Tercera 29/01/1992). Sin embargo sus responsables jamás serían condenados.

Alez Muñoz fue abatido con 10 balazos en su cuerpo y estuvo a lo menos 15 minutos agonizando. Fabián López recibió 7 tiros, 2 de ellos en su cráneo, por lo que murió de inmediato.
Desde todo punto de vista esta operación de recuperación de dinero para solventar la continuidad de la lucha fue un fracaso.
Pablo Muñoz, que había quedado gravemente herido logró sobrevivir y tomaría la responsabilidad de no bajar la guardia como homenaje al asesinato de su hermano Alex y su compañero Fabián como a todo el rsto de la clase. En octubre de 1992 participaría en la fuga de 8 presos rodriguistas desde la ex penitenciaria, acción que terminó con 3 muertos, 3 fugados y 2 recapturados, Pablo estuvo entre estos últimos, recibiendo una nueva ráfaga por la espalda cuando ya estaba detenido. Con eso Pablo debió volver a la cárcel no pudiendo vengar la muerte de su hermano. Sin embargo el 30 de diciembre de 1996 no dudó en subir a un canasto que lanzó un helicóptero que sobrevoló la cárcel de alta seguridad dejando atónitos a los gendarmes y desatando la alegría popular de los demás reclusos y del pueblo que ya no le creía a la farsa de la democracia.
A 20 años de la caída de Alex Muñoz y Fabián López la dictadura sigue oprimiendo al pueblo chileno y en especial a quienes luchan contra el Estado. Sin embargo, ejemplos como éstos cada día adquieren mayor consecuencia con el despertar de las masas, reconociendo que no todos se tragaron el cuento de la alegría y de que el Estado con el único que negocia es con los explotadores mientras que hacia el pueblo siempre ofrece el plomo o la traición.


1 comentario:

Anónimo dijo...

que bonito homenaje, salud por todos y todas las comabatientes del pueblo

Simon