Sin duda que el proceso llevado a cabo
durante el gobierno de la UP
representa el más álgido de la lucha de clases en nuestro país. Tanto así que
provocó la reacción más siniestra de la burguesía y el imperialismo al seno de
nuestro pueblo, mientras éste daba lo mejor de sí por superar la conducción
reformista de la UP
que una y otra vez buscaba conciliar con la DC mientras que los trabajadores conscientes y
organizados (como los de los Cordones Industriales) sabían que la alternativa
era o dictadura militar o dictadura proletaria, por lo cual la situación no
requería de forjar un pacto con los sectores derechistas moderados (DC), sino
que prepararse de mejor manera para el enfrentamiento.
Decimos que este periodo significó el más
alto desarrollo de la lucha de clases debido al avance del campo popular puesto
que los explotadores siempre han tenido poder. La llegada al gobierno de la UP no fue producto de la
personalidad heroica de Allende ni de otras individualidades, sino que fue un
proceso prolongado de luchas iniciadas a principios del siglo XX y que
representaban las ansias de revolución de todo un pueblo. Sin embargo este
prolongado proceso fue conducido y dirigido por los sectores reformistas del PC
y un sector del PS mientras que por otro lado eran variadas las organizaciones
que pretendían radicalizar el proceso hacia el enfrentamiento inevitable (un
sector del PS, el MIR, el MAPU, el PCR y otros menores). El fuerte proceso no
tuvo solamente a un sector exclusivo del campo popular como participante, a pesar
de que el proletariado industrial aglutinado en los Cordones Industriales fue
sin duda su vanguardia; el campesinado, los estudiantes, los sectores medios,
los pobladores, las JAP y las articulaciones en los Comandos Comunales, todos
pusieron su grano de maíz, desarrollando la crítica y la autocrítica en el seno
mismo del movimiento, superando en algunas instancias a sectores como la CUT , el PC y la UP.
Hace 40 años los Cordones Industriales pretendieron barrer el fascismo y no fueron apoyados por los reformistas. |
Tanto fue el auge popular que la reacción
descargó su furia de manera brutal. Siempre el pueblo chileno había sufrido la
represión, pero sin duda que lo desencadenado el 11 de septiembre fue algo
distinto, tan distinto y tan brutal que provocó un escenario completamente
ajeno a los intereses populares donde la explotación campea como nunca antes.
Esto no quiere decir que antes de 1973 no haya habido capitalismo y
explotación, pero existía un mejor escenario para las reivindicaciones del
campo popular en lo objetivo y en lo subjetivo.
La dictadura dejó a las organizaciones en
estado de shock, una Constitución reaccionaria hasta en su letra y a un
conglomerado político (la
Concerta ) que tiene como función desviar las reivindicaciones
de las masas. En este sentido el golpe de Estado que instauró una dictadura
militar no ha terminado con su forma de explotación, puesto que la salida
pactada mediante el plebiscito de 1988 instauró una dictadura civil que no ha
dudado en ofrecer plomo a quienes la desafían, prueba de esto son los más de 50
luchadores populares asesinados por los gobiernos del arco iris.
La articulación de diversos sectores para
oponerse a la dictadura en los años ´80s se enfrentó a la falsa dicotomía entre
dictadura militar y democracia burguesa, provocando que tras la salida de
Pinochet del gobierno el enfrentamiento careciera de sentido dejando a varias
organizaciones sin proyecto por luchar solo por botar al tirano. Tras el falso
arcoíris no hubo alegría sino bruma, traición y lacrimógena. La falta de
proyecto político serio produjo una desarticulación en el campo popular durante
gran parte de la década de los ´90s; no es que no haya habido orgánicas, pero
ninguna adoptó una línea revolucionaria adecuada que haya servido como
conducción del proceso. Los ultrones
de ayer se hicieron surdos, los
revolucionarios minorías y los jóvenes adscribieron al anarquismo como nunca
antes en nuestra historia.
Los Comandos Comunales articularon a trabajadores, pobladores y estudiantes de una misma zona. |
Durante gran parte de estas últimas 2
décadas lo que se ha impuesto es la teoría del consenso social, línea política
que representa a las alianzas interburguesas o policlasistas y que en el último
tiempo han adquirido una nueva modalidad mediante el llamado a la Asamblea Constituyente.
Todo esto mediante un nuevo modelo de
administración del capitalismo insertado en Chile desde finales de los años
´70s llamado neoliberalismo caracterizado por el fin del Estado de Bienestar en
su rol social, es decir privatización de áreas que antes eran consagradas
específicamente como tareas del Estado (salud pública, educación pública,
transportes, comunicaciones, etc.). Además de esto en términos de la
infraestructura económica el país dejó de responder al modelo de
industrialización por sustitución de importaciones (las fábricas de
refrigeradores, TVs y radio, armado de automóviles, textiles, neumáticos, línea
blanca, etc.) volviendo a ser un país exportador de materias primas. Esto
provocó (motivado por ellos) la importante injerencia del imperialismo en el
país y además la desaparición del proletariado industrial en términos
relevantes para la totalidad de la clase obrera nacional. Esto produjo que el
sector de la clase destinado a representar a la vanguardia del proletariado
prácticamente desapareciera del país. En la actualidad gran parte del
proletariado nacional se encuentra disperso en el sector terciario (servicios),
a pesar de que el sector más importante para la economía es el primario
(minería, forestal y pesca principalmente). Súmese a esto que la legalidad
impuesta por el Código del Trabajo fue un brutal golpe a todas las
reivindicaciones obtenidas por los trabajadores en un siglo de lucha y que
restringe y hace burocráticas (e inofensivas) las prácticas sindicales.
Esta es la herencia del pinochetismo. Con
esto debemos desenvolvernos y desarrollar la lucha de clases. Sin llantos ni
lamentos, reconociendo que es la violencia la partera de la historia y no precisamente
la paloma de la paz, nos reconocemos como continuadores de las prolongadas
luchas populares del siglo XX y reconocemos en el discurso y en la práctica que
esa herencia antipopular se combate en el ejercicio directo de las luchas del
pueblo, no en remembranzas ni en el falso dilema democracia-dictadura o
Concertación-Derecha.
1 comentario:
trabajadores estudiantes y pobladores..
adelante. adelante con todas las fuerzas de la historia.
la flaca
v region
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