martes, 23 de julio de 2013

LA JUSTICIA BURGUESA DEJA LIBRES A LOS CUATRO REPRESORES ACUSADOS DE ASESINAR A TAMARA Y JOSE MIGUEL:



Qué más se podía esperar, si son lo mismo quienes establecen lo que es legal y quienes ejercen las leyes. Dos caras de la misma moneda que hace ya 25 años se confabularon alrededor del río Tinguiririca para aplastar no a 2 jóvenes, sino un proyecto, con sus errores y virtudes, pero que tenía las ansias de que ese 21 de octubre (con un levantamiento relámpago en cuatro poblados rurales del país) se iniciaría un nuevo proceso para el campo popular, alejado del revisionismo y de los cantos de sirena del “Chile: la alegría ya viene”.
Funerales de Raul Pellegrin
Efectivamente, como ellos lo previeron, la alegría no llegó y nosotros lo sabemos mejor que ellos. No sólo eso, sino que aquellas anunciadas reestructuraciones de los tribunales y de las Fuerzas Policiales para esconder sus manchas de sangre jamás se produjeron y el que hoy martes 23 de julio de 2013 los tribunales de “justicia” hayan absuelto a los ex pacos (Julio Verne Acosta, Carlos Bezmalinovic, Juan Rivera y Walther Soto) acusados de asesinar a Raúl Pellegrín y Cecilia Magni y de luego lanzarlos al río es una prueba más de lo que nos ha ofrecido esta democracia de cartón en estas dos décadas.
Sin duda que la batalla legal hay que darla por el juicio a los asesinos de los combatientes del pueblo, pero se debe tener siempre claro que esas rejas y mazmorras han sido creadas por los poderosos y para encarcelar al pueblo y que solo en contadas ocasiones y por muy corto tiempo reciben la visita de algún explotador.
Tal vez esto genere algo de impotencia en primera instancia, pero debemos saber que no es ese el reconocimiento y el juicio que se le debe a quienes lucha por su pueblo. Cada uno de los pobladores que supieron quien fue José Miguel, cada uno de quienes conocieron la personalidad de Tamara ya sea en los cerros de Valparaíso, la zona al sur de Rancagua o las escuelas de formación, supieron darle el reconocido juicio popular que les cabe.
Cada uno de los campesinos del Maule saben aún por la tradición que corre de boca en boca que aquellos jóvenes no murieron por las aguas precordilleranas, sabían que sus pasos siguen hoy las mismas sendas que ellos transitan una y otra vez, mientras la senda democrática-electoral se truncó hace años, y que si bien es cierto se quiso esconder su ejemplo de lucha arrojándolo a las aguas, sus cuerpos ya hace rato se han hecho carne con el torrente de la historia que el campo popular viene agitando violenta y profundamente.



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