Entre risa y rabia da cuando la cabrona de la clase política
actual, es decir Bachelet se auto proclama una representante de las mujeres de
nuestro país.
No hay que confundirse, la gordita que dice entendernos porque
es mujer como nosotras, no es como nosotras. Si bien hay factores comunes entre
el genero, hay uno que es fundamental y es que postura tomamos frente a tener la
vida resuelta o resolverla en el camino, ser explotada o ser explotador.
Ella no se amanece en una
sala de urgencia hacinada con sus cabros chicos enfermos, no hace magia pa’
parar la olla, no solidariza con sus vecinas cuando la cosa se pone difícil, no
se desvela pensando en como pagará la universidad de los hijos, no aguanta los
descargos de un esposo explotado que la violenta cuando ha sido humillado por
otros.
Claramente ella no es como nosotras, pero no solo porque vive
otra realidad, sino además porque está del lado de aquellos que trabajan todos
los días por perpetuar este modelo que nos tiene sumidos en la indignidad. Ella
no es una gordita simpática con cara bonachona.
Ella es parte de este sistema, es un icono más de quienes nos oprimen así
como Evelyn Matthei (ministra del trabajo) Carolina Smith (ministra de
educación) Cecilia Pérez (ministra vocera) y cuanta mujer de mierda que anda
dando vuelta.
Las mujeres proletaria tienen multiplicidad de formas, algunas
mas decididas que otras, algunas se endeudan mas que la vecina, habrá una por
ahí que se sienta de la otra clase,
sueñan mas o menos lo mismo, aman mas o menos igual, pero hay algo
transversal y es que las mujeres de nuestra clase sienten que merecen mas. Que no puede ser así no más
la vida, que en muchas ocasiones se saca la cresta por una vida con un poquito de justicia y sin importar cuanto se esfuerce esto no pasa,
sin importar las promesas de los partidos políticos y de los que se dicen los
de la “nueva política” la garantía de una vida mejor no llega, la realidad de
las familias pobres no cambia y al contrario cada día se agrava.
Acaso somos tan ingenuos para pensar que esta es una realidad
de todos, NO las mujeres que están en el poder no sufren los embates de la
pobreza ni tienen la obligación de organizarse como nosotras.
Entonces deben multiplicarse aquellas que se arriesgan y se
juntan con otras para organizarse y luchar; que vencen los miedos y los juicios
de un sistema machista que nos oprime todos los días.
A Bachelet y sus iguales
nos les interesa cambiar nada, a nosotros los oprimidos no solo nos debe interesar,
sino que cada día de combate en contra de los putos explotadores, sean hombre,
mujer o lo que sean, ganamos dignidad como pueblo.
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