martes, 29 de julio de 2014

POR UNA MUJER ALEGRE Y REVOLUCIONARIA



Desde siempre las mujeres hemos estado a lo largo de la historia a la cabeza de las luchas sociales y  El 8 de marzo es un día de visibilización de la lucha por la liberación de las mujeres. Pero cada día, de manera ‘invisible’, las mujeres luchamos para conseguir nuestra emancipación. Ya sea dentro de los sindicatos o grupos políticos, dentro de los colectivos o con la lucha diaria de trabajar y llegar a fin de mes, las mujeres tenemos un papel activo esencial en la transformación social.
En las últimas semanas hemos visto en repetidas ocasiones imágenes de mujeres en las protestas en Palestina y así también las vimos durante los últimos años en las luchas de los países árabes. Ellas son de esos países a los que el mundo occidental quiere invadir para liberarlas. Pero no se cansan de decir que las únicas que se liberarán son ellas mismas.


El lema ya clásico “sin las mujeres no habrá revolución” se ha ido repitiendo a lo largo de la historia en las que la lucha por los derechos sociales de la clase trabajadora ha ido de la mano de la lucha por la liberación de la mujer. En los momentos en los que los pueblos se han levantado en contra de la tiranía y el capitalismo, nosotras hemos sido protagonistas de los movimientos de emancipación. Sin embargo, en nuestra sociedad sigue perpetuándose la imagen de la mujer pasiva y las experiencias siguen siendo dominadas por la mirada patriarcal.
Contamos con varios ejemplos históricos en los que hemos visto que cuando las mujeres participamos en las revoluciones, la lucha codo a codo con nuestros compañeros de clase hace crecer la conciencia. Sin embargo, esto no es un proceso automático. Por esta razón, nuestra participación en las revueltas es fundamental para conseguir nuestra liberación.
Parte de ese proceso es colectivizar los temas que suelen ser señalados como “femeninos” y en el ultimo tiempo en nuestro país se ha dado la discusión acerca del aborto pero esto no ha llegado a nuestros espacios de participación.

A pesar de aquello, de forma casi automática se asume entre los organizados, que estamos de acuerdo con el aborto como un derecho propio que debiera tener cualquier mujer. Sin embargo hay una discusión mas profunda que no se ve a simple vista y es la participación de las mujeres y como repercuten las tareas que desempeñamos además de ser organizadas, en esta participación.


Mientras los conservadores levantan sin reparo las banderas “Pro Vida” y “Pro Familia” cuando el cuidado de estos niños y niñas que nacerán seguirá estando al cuidado de mujeres doblemente oprimidas. Conciliar hoy la responsabilidad de la lucha por un futuro justo y la maternidad es un desafío permanente en donde generalmente la mujer se enfrenta sola a una multiplicidad de dificultades que se presentan objetiva y subjetivamente.

Los horarios laborales que padece nuestra clase, las labores domesticas, la crianza de los hijos (que si no las cumple la madre, las realizan otras mujeres como las abuelas, parvularias, amigas, etc.), y las exigencia de la organización en donde, según la percepción de las compañeras; se menosprecian las otras obligaciones femeninas como si la relevancia de criar a otro ser humano fuese menos trabajosa.

No serán los poderosos quienes financien su educación, alimentación, abrigo, vivienda, Salud,  tiempo de calidad ni menos un futuro prospero y lleno de oportunidades. Al contrario, son los poderosos los encargados de perpetuar la vida de explotación  que heredarán de sus padres.

Además se debe luchar en reiteradas ocasiones contra “el deber ser” buena madre que cataloga a quienes deciden construir una maternidad distinta como malas madres y por tanto cargan con un juicio social totalmente asumido como legitimo incluso por los mas cercanos.

La apuesta es re inventarnos como hombres y mujeres que queremos los cambios estructurales tan urgentes y necesarios, como hombres y mujeres del nuevo tipo. El llamado es a construir en colectivo familias distintas que se transformen en bastiones de lucha ante este sistema que pareciera no dejar alternativas para re armarnos como sociedad.

La invitación es a “criar libremente” equiparando la tarea y de esta forma permitir en términos concretos que las compañeras que se abran paso para continuar luchando. Y que ninguna más se quede  atrapada entre los muros de su casa con sus convicciones intactas.

ANTE LA DOBLE OPRESION,

DOBLEMENTE REVOLUCIONARIAS

1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente hermanas y hermanos, esa es la posición de las revolucionarias y revolucionarios, los saluda con afecto combativo y comunista, Luisa Llancupil, desde el territorio Mapuche