Poco a poco los estudiantes que rindieron la PSU, conocen sus resultados. Los medios dan a conocer los puntajes nacionales y variadas cifras estadísticas se hacen públicas. Muchas de ellas reflejan las baja en los resultados. Por ejemplo que bajaron de 520 a poco más de 300 los puntajes nacionales. Otras cifras demuestran la conocida enorme diferencia entre colegios particulares y municipales, la cual reafirma las oportunidades para los sectores mas poderosos.
Debemos tener en cuenta que la PSU en una prueba que genera discriminación y consolida la desigualdad al privar al estudiante proletario del acceso a universidades de calidad. Situando su elección solo a las capacidades de pago que este tenga, con esto se dificulta la continuidad de estudios superiores de un sector amplio de la sociedad, asumiendo que muchos de los jóvenes que no acceden a la universidades tradicionales tienen las aptitudes, la inteligencia y la decisión de continuar sus estudios.
Este año existirá una gran diferencia al momento de asumir el resultado de la PSU,puesto que muchos de los jóvenes que la rindieron no asumirán la desigualdad de sus puntajes con el gesto de conformidad que muchos otros tuvieron (diciendo "es lo que nos tocó vivir"), sino que debido a su participación activa en las movilizaciones estudiantiles del año recién pasado podrán evidenciar las contradicciones del actual modelo de educación, donde el lucro y la mercantilización son el eje central de este modelo de dominación. Esta contradicción, del querer educarse y no poder, mantendrá viva la lucha estudiantil en cada uno de ellos, invitándolos a seguir en una actitud movilizada por los derechos negados.
Pero debemos visualizar el carácter transformador que deben adquirir las movilizaciones y eliminar los espacios muertos que utilizan los reformistas, que solo buscan satisfacer sus propios intereses, dejando de lado el objetivo de nuestras demandas Creemos que este año se dará una explosión inicial, donde los estudiantes llamarán a tomar la iniciativa, dejando en claro, que la capacidad de movilizarse está vigente, pero hay que darse cuenta que el trabajo debe estar en dos flancos: en la acumulación de la explosión social que existió y en alcanzar victorias concretas. Comenzando con la conformación o cohesión de los colectivos estudiantiles (u otras organizaciones) y extendiendo su lucha en nuestros barrios, villas, poblaciones, fábricas u otros lugares de trabajo. Territorializando la demanda de la educación con nuestros vecinos, dejando de identificar solo el centro como un lugar válido para demostrar nuestro descontento. Debemos tener la idea clara: Si marchamos de día, protestamos de Noche. Es en este punto donde debemos ser auto-críticos, en muchas partes de nuestros barrios se identificaron los primeros gestos de identidad en la lucha, encontrándonos con familias completas en el caceroleo por la población y gritando las consignas de los estudiantes. Pero hasta la fecha no hemos logrado darle coherencia y continuidad a esta expresión de descontento, debemos generar más espacios de información para el poblador, debemos ampliar los espacios de discusión y formación para nuestros jóvenes en toma y movilizados, ya que esta lucha no solo es por el cambio de la educación, si no por el cambio de esta sociedad y para ello necesitamos de la participación de todos los actores de esta sociedad.
La Tarea es sumar y ampliar las redes del conflicto estudiantil a la totalidad de la sociedad, en lo barrios, liceos, fábricas y Universidades; en cada calle de Chile se debe respirar lucha. Y para eso debemos potenciar las coordinaciones territoriales, potenciar la protesta social y seguir formando a nuevos luchadores sociales, los cuales unidos podrán potenciar los triunfos de nuestra clase.
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