martes, 27 de marzo de 2012

POBRES DEL CAMPO Y LA INDIFERENCIA DE LOS RICOS

              El conflicto de Aysén ha dejado ver una serie de temas que aquejan a nuestro pueblo, sin embargo hay uno que se lee entre líneas y que afecta a alrededor de dos millones de chilenos a lo largo de nuestro país, hablo de la pobreza rural, esa que parece no existir, menos aun en lugares tan extremos como la Patagonia  pero que está presente desde hace décadas en los campos y sectores rurales de chile.


Es común para nosotros la pobreza urbana, esa que choca por su rudeza de las tomas de terreno en el invierno o cuando sabemos que muchas familias dependen de la colación diarias de los colegios para que sus hijos coman o la que cotidianamente vivimos en nuestras poblaciones que se vincula mas al acceso a comodidades o al libre consumo.

Sin embargo está la otra pobreza que ha quedado fuera de la “ansiada modernización” y que tienen que ver con el no acceso a cosas que nos parecen tan básicas como las comunicaciones, la conectividad, la posibilidad de realizar negocios rentables con los productos que se han conseguido fruto del trabajo familiar o algo tan básico como la libertad de poder vivir en el lugar donde uno nace sin la obligatoriedad de la migración.

Hay miles en nuestro país que se han quedado debajo de los avances tecnológicos y que están pagando un alto costo por aquello .Bien sabemos que en este sistema capitalista, no hay espacio para quienes no estén dentro, y en el campo no es la excepción,

Pueblos enteros donde no existen las generaciones jóvenes por la migración obligada ante los antivalores y presión que se ejerce desde la sociedad capitalista que no deja mas alternativa que tomar nuevos rumbos aspirando a las grandes urbes y el conocimiento desde los espacios institucionalizados, desalojando de cuajo la continuidad de la cultura campesina y su trascendencia.

Tenemos el ejemplo de Temuco que ha aumentado su población en los últimos diez años en base a quienes llegan del campo a la ciudad generando problemas sociales asociados a la cesantía y la marginalidad (delincuencia, alcoholismo, VIF, etc.)

En el norte tenemos el ejemplo de pequeños  caseríos aymaras, productores de orégano y otras yerbas, micro ganaderos;  en la zona central sectores de la cordillera de la costa que deben lidiar permanentemente con la sequia y la falta de apoyo del Estado por no ser considerados empresa familiar agrícola y por tanto no son sujetos de crédito.

El centro sur presenta grandes extensiones, pueblos enteros que son testigos directos del empobrecimiento por no ser competencia para los grandes productores de frutas y hortalizas.

Mas al sur, se mezcla el campesinado criollo con el mapuche, ahí  es aun mas evidente el olvido intencionado de parte del Estado hacia estas comunidades que además de sufrir la pobreza extrema en  la intensidad del clima de la zona, existe una permanente y silenciosa guerra por borrar la cultura del campo y el pueblo guerrero, de esta forma no hay colegios para terminar la ed. Media ni menos ed. Superior, no hay trabajos dignos y la migración se transforma en la única solución para la subsistencia destruyendo familias y comunidades.

La agricultura moderna no ha logrado permear en el campo chileno, pudiendo entregar herramientas para la mayor y mejor producción, al contrario solo se ha instalado a través de la explotación con empleos precarios (temporeros) y desmembrando la cultura propia de este sector.

Lo de Aysén lamentablemente no es aislado, son historias que se repiten a lo largo del país y que continuaran replicándose mientras el sistema político y económico siga siendo el capitalismo, millones de familias de nuestro pueblo sufren día a día los embates de la marginalidad algunas mas evidentes que otras pero todos con la misma indiferencia por parte de los ricos y poderosos.

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