HUELGAS EN SODIMAC Y CORREOS

Una vez más el duopolio informativo hace de las suyas. Ahora son los trabajadores de Sodimac y Correos de Chile que sufren sus consecuencias. Los bodegueros de la multinacional llevan más de 8 días en huelga y los trabajadores de Correos 22. Durante el transcurso de los días, los de Sodimac han tenido más de un enfrentamiento con los pacos que defienden los intereses de sus patrones. Los trabajadores se dan cuenta y protestan ante la injusticia, mientras los medios de comunicación nos siguen mostrando culo y teta.

Son los millones que los dueños de las empresas se echan a costa de nosotros, los trabajadores, los que hacen que nos movilicemos. Y, aunque es por mejoras salariales, la conciencia y la necesidad de organización y unidad entre aquellos que enfrentan periodos de lucha con sus patrones, va haciendo sentido entre la clase a medida que sufre los embates del sistema de dominación.

Es que la clase trabajadora chilena se va paso a paso dando cuenta de que cómo nadie nos pesca la única forma de ser escuchados es saliendo a la calle y enfrentarse con la “autoridad”. Ayer 13 de agosto, se vio un avance significativo y concreto hacia la organización como clase mediante la “unidad en la acción”. Tras una breve marcha de los bodegueros de Sodimac, se juntaron con operadores de Correos y de Ripley (también en huelga), para avanzar por calle Ahumada y llegar a las afueras del Ministerio del Trabajo. Fueron aproximadamente 1500 trabajadores que protestaron por las calles de Santiago y aunque falta por avanzar, se ven los brotes de un nuevo sindicalismo clasista y comprometido con sus hermanos explotados.

Estas huelgas sin embargo, denotan las falencias y las necesidades que van surgiendo a la hora de movilizarnos.

Lo primero es una organización política DE los trabajadores, que represente nuestros intereses de clase, agrupados como sindicatos.

Lo segundo, la necesidad de dirección política a todos estos brotes de manifestaciones. Dirección política que lleve más allá las demandas reivindicativas de los trabajadores y que fomente la construcción de un proyecto político para la emancipación de todos nosotros.

Tercero (y a pesar de que se va dando) la articulación, y unificación de los sindicatos de una misma empresa. Si ya al derecho a huelga vale callampa, mientras más divididos estemos, más se aprovecharán de nosotros. Es hora de que dejemos esos egocentrismos de lado y entendamos que es toda la clase trabajadora que se levanta a las 5 de la mañana, toma la micro (siendo asaltado), para luego subirse al metro como sardina, para llegar a regalarle el trabajo a un patrón, que con suerte se sabe tu nombre. Todos los trabajadores, compartimos el mismo mal, no nos podemos quedar con nuestro trabajo, con lo que hacemos y a pesar de que somos dueño de nuestra fuerza u conocimiento, tenemos que venderlo a cambio de un mísero salario.