La
reconstrucción de la memoria popular es una tarea de vital importancia para la
reconstrucción del movimiento popular. En este sentido existen numerosos
intentos de ejercicio de memoria popular, pero la mayoría de ellos se refieren
a la lucha de clases desarrollada en nuestro país desde marzo de 1990 hacia
atrás.
Por
eso desde las páginas de Pueblo en lucha
iremos publicando algunas contribuciones para la memoria popular de la lucha de
nuestro pueblo en los años más recientes. Hoy iniciamos esta reconstrucción con
una orgánica nacida en los años ´90, el MIR-EGP, que hemos titulado Los
Combatientes.
Desde
mediados de los años ´80 el MIR venía viviendo un proceso de división en la
cual diversos sectores se levantaban con carriles propios muy alejados de los principios
que dieron origen a esta organización. El amarillismo y la delación
caracterizaron a varios de estos sectores (más tarde integrados al PS, a la
Surda y hoy a los “autónomos”), sin embargo hubieron otros sectores del mirismo
que continuaron haciendo carne la consigna del pueblo, conciencia, fusil…
Fue
así que el 4 de octubre de 1991 se dio origen el Movimiento de Izquierda
Revolucionario-Ejército Guerrillero de los Pobres (MIR-EGP, que en sus primeros
años agregó el nombre de Patria Libre), con la acción de la toma de la agencia
de noticias France Press, que estaban ubicadas al frente del Palacio de La
Moneda.
La
formación de esta organización no fue azarosa. Variados fueron los sectores del
mirismo que continuaron dando la lucha en los años ´80. Aracely Romo y Pablo
Vergara eran de esa línea y cayeron llevándola a la práctica en 1988. Ya desde
esos años un combatiente de nacionalidad argentina se había sumado a las filas
del MIR chileno, Gustavo Abel Cabezas, quien cumplió una labor importantísima en
el ingreso de militantes miristas de retorno al país desde Argentina, como el
mismo Pablo Vergara, quien representó un gran referente para él.
Tras
cumplir esa labor de apoyo logístico para el ingreso de los compañeros desde
Argentina él mismo atravesó Los Andes para empuñar las armas que otros ya
habían abandonado y que unos pocos mantenían en ristre. Esta prueba de
internacionalismo revolucionario las volvería a repetir a lo largo de su
combativa vida.
Había sido en su país cuando en
los años setenta aún adolescente integró, como gran parte de las capas
populares de su país, la Juventud Peronista (brazo izquierdista de esa línea
política), la cual era el organismo público generado por Montoneros. Al igual
como muchos combatientes chilenos su vida militante comenzó al alero de
sectores populares de las comunidades católicas de la zona sur del gran Buenos
Aires. Fue allí donde comenzó a conocer la situación que vivían los compañeros
chilenos bajo la dictadura “gorila” de Pinochet. Visitó en un par de ocasiones
nuestro país logrando generar vínculos de solidaridad en las poblaciones donde
el MIR y la Iglesia del Cristo Pobre eran los que aglutinaban los focos de
resistencia, esos mismos lazos fueron los que más tarde le brindarían cobijo en
su andar rebelde e insumiso por nuestras tierras. Fue algo similar a lo que el
combatiente argentino Hugo Ratier (“José”)[1]
antes había hecho al sumarse a la lucha contra la dictadura pinochetista.
Fue un
importante actor en los primeros años de vida orgánica del MIR-EGP, donde se le
conoció como “Gabriel” y “Javier;” sin embargo esta organización que realizó
numerosas acciones en ese tiempo debió por motivos de seguridad decidir que
varios de sus mejores cuadros abandonaran el país al sufrir la fuerte reacción
del Estado.
En
agosto de 1995 “Javier” ya había salido del país de vuelta a Argentina donde
debía preparar el ingreso de Alfredo Canales y Alejandro Muñoz, fundadores del
MIR-EGP, que venían huyendo del país por su participación en una recuperación a
la Azucarera INSA en la ciudad de Los Ángeles. Debido a la fuerte represión que
se vivía en varios países latinoaméricanos fueron muchos los combatientes que
decidieron poner su vida al servicio del proceso revolucionario que se veía más
aventajado, por eso fueron varios los militantes del EGP que dirigieron sus rumbos
hacia Colombia donde las FARC-EP y el ELN habían iniciado una ofensiva contra
el Estado mientras en muchos lados se hablaba de crisis del socialismo y la
revolución.
Gustavo
Cabezas, tras recibir a los combatientes en Argentina encauzó sus pasos junto a
ellos hacia Colombia (donde más tarde se les uniría Marcos Rodríguez Ortega),
allí se incorporaron a las filas del Ejército de Liberación Nacional (ELN),
específicamente al Frente Guerrillero “José María Becerra”, que dependía del
Frente de Guerra Sur Occidental, apoyando también al Frente Urbano Omaira
Montoya. Allí adoptó el nombre de “Roberto”, en honor a Roberto Santucho, líder
y fundador del PRT-ERP argentino. Durante este tiempo el MIR-EGP de Chile
estrechó sus lazos con el ELN de Colombia sacando varias declaraciones en
conjunto.
Desde
fines de 1995 hasta mediados de 1997 aquel combatiente argentino volvía a poner
su vida al servicio del internacionalismo revolucionario. Educado al calor de
la teología de la liberación fue uno más de los elenos que avanzaban en esos
años ´90s.
Pero
la reacción no se haría esperar. El 17 de agosto de 1997, tras cerca de 2 años
de combate en tierras cafeteras, cayó en combate “Roberto”. Ese día, él y sus
compañeros sufrieron una emboscada de aniquilamiento por parte de una Compañía
del Batallón Contraguerrilleras “Numancia” en la vereda de San Antonio. Allí en
el suroriente colombiano, en los Altos de Jamundí, en las cercanías de Calí,
capital del departamento del Valle, se extinguía el cuerpo de ese trasandino
querido en las poblaciones de Santiago y en el monte colombiano, caía
manteniendo en pie la solidaridad de clase de quienes luchamos por una sociedad
sin clases. Por motivos de seguridad el MIR-EGP recién pudo reivindicar su
caída en enero de 1998, sin embargo el ejemplo de su internacionalismo
revolucionario, de dejar atrás la individualidad burguesa ha sido y es hoy un
ejemplo en la lucha por una sociedad sin clases.
VIVA
EL INTERNACIONALISMO REVOLUCIONARIO.
PROLETARIOS
DEL MUNDO UNÍOS.
[1] Asesinado
junto a Alejandro Salgado el 7 de septiembre de 1983 en la calle Janequeo de
Quinta Normal. Era uno de los principales líderes de la Fuerza Central del MIR
tras el “Coño Aguilar”, Arturo Villabela.
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